SIN PALABRAS-II

OLIMPO


Ella le pidió que le diese una explicación a toda esta desolación que habitaba en su corazón. "...creo que el Olimpo también va a condenarme con el mismo destierro que sufrí como Diosa en la tierra. ¿Crees que después de querer marcharme algún tiempo del hogar, en el que tan bien acogida estuve, para ir a la tierra a conocer las formas de vida humana, querrán dejarme entrar otra vez?
Mi mundo ya no está aquí tampoco, descubrí que el humano cuando ya no puede obtener lo que anhela te aparta lejos de su existencia, y te deja para buscar de nuevo algo que no se ha dado cuenta que jamás encontrará, todo es una pequeña suma de cosas que te acercarán cada vez más a la felicidad. No hay un todo sin una suma de varios.
Lloraré y sentiré las lágrimas, descubriéndolas como fusionadas a mi piel. Los Dioses ya no quieren saber nada de mi después de haber sido capaz de llorar por algo así, después de haberles mostrado mi tristeza y de haber olvidado mi divinidad. A dónde podré ir ahora, dímelo tú que pareces sentirte igual de perdido que yo..."
Él la miró, y le contestó: "...yo hubo un tiempo en el que también fui Dios del Olimpo, y la curiosidad, me hizo venir, aquí estoy, atrapado entre dos mundos, y yo tampoco sé a cuál pertenezco pero jamás me dejarán volver hasta que no les consiga traer una prueba que la humanidad tiene algo que les hace divinos, y en esa tarea estoy, quieres buscarla conmigo?..."
Ella se lamentó pero comprendió que no debía dejar de insistir en la búsqueda de algo que quizás le llevaría toda la eternidad.