LA NOCHE


Lejos en el horizonte donde la vista casi se pierde, el viento ligero de la noche y la luna te pueden, con todo este embrujo el silencio calma la noche y te gana con su pose de niña buena, aquí - te dice- para ti, esta noche todo para ti sola.
Crees en las hadas princesa? Por supuesto, en las hadas y en su belleza, ellas vienen cuando quieren y si no les apetece no se quedan, están cerca, siempre cerca en una noche estrellada como esta. El cielo está lleno de luceros, todos ellos son perfectos, da igual su tamaño, no importa el que más pesa, son ligeros y flotan tranquilos, como esta noche que se presenta tan perfecta. Pero.... por qué estás sola allí sentada en la fresca? No lo estoy -decía la princesa- estoy con las hadas y con todas mis estrellas en esta noche que se presenta tan perfecta. Y qué bella es la vida, si en la noche todo lo que el sol esconde aparece y se refleja, como un arcoiris de colores, parece mentira que se vean si la noche mucha gente pensaba que era negra. La princesa cerró los ojos y sin más allí en mitad de la fresca se quedó dormida, luego vinieron las hadas y le besaron su sonrojada mejilla, duerme mi niña duerme que con toda tu dulzura seguiremos existiendo gracias a tu inocencia. Las estrellas, mientras, se la miraban y entre sí hablaban, pero mírala que bella, ella sí que brilla aunque no crea que lo haga. La noche la cubrió con su manto y la dejó descansando, le dio un fuerte abrazo y se quedó allí con ella para cuidarla y mimarla, aunque ella, a menudo, cree que siempre suele estar sola. Lejos en el horizonte donde la vista casi se pierde las hadas siguen tranquilas vigilando, como siempre, a su niña más querida, en ese silencio que calma la noche, con su embrujo, la tienen como su predilecta.

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