Hoy se levantó y tuvo la sensación que todo había terminado, esa niña se fue, la ha abandonado, le dijo, no te vayas, quédate sentada un rato más a mi lado. Ella contestó, no, me aburro, te vas haciendo mayor y ya no te acuerdas de lo bien que lo pasábamos, disfrutando con lo más pequeño e insignificante, sonriendo sin pensar que hubiese problemas, encontrándote con un caballo blanco cabalgando desde el cielo hasta la ventana, buscando estrellas y poniéndoles nombres para seguirles la pista a la noche siguiente, tirando piedras al río y viendo quién la tiraba más lejos, buscando las burbujas de los peces e imaginando que eran pirañas en un lugar tenebroso, y mil cosas más con las que pasábamos el rato y, sin más, hoy al mirarnos al espejo me diste un empujón, por qué lo hiciste? Y ahora me pides que no me vaya?? Pues haberme cuidado, aquí a tu lado me siento cansada, no te dejas arrastrar y casi no me oyes, me marcho lejos de ti para que no me quites lo poco que queda de mí.
Vale, quédate y prometo no volverte a empujar cuando me mire al espejo, jugaremos largos ratos aunque los demás no nos entiendan, y nos reiremos un poco de todos aquellos que dejaron que sus niños se fueran, pero no te vayas mi niña que sin ti yo estoy muerta.
Vale, quédate y prometo no volverte a empujar cuando me mire al espejo, jugaremos largos ratos aunque los demás no nos entiendan, y nos reiremos un poco de todos aquellos que dejaron que sus niños se fueran, pero no te vayas mi niña que sin ti yo estoy muerta.

Le ha construido un bonito hogar a su niña querida y ahora ya no se quiere marchar, que bien, le dice, duerme mi niña, duerme ya, descansa dulce y plácida, ahora sé que mañana volveremos a jugar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario