EL CIELO Y EL MAR


Una lágrima cae triste y sola por mi cara, la siento rodar por mi piel y desaparece así sin más. Miro el horizonte y veo como el cielo intenta abrazar al mar, quizás es el mar quién le acuna entre sus mantas, eso nadie lo sabrá. De repente, un pájaro pasa y les intenta separar pero no llega al extremo y, ellos siguen abrazados como si nada fuera a pasar. No lo entiendo, mientras lo miro no lo creo, cómo puede existir un abrazo tan perfecto. Entonces el cielo se enfada y empieza la tormenta, rayos y truenos en el horizonte, el mar se tambalea pero no se puede escapar. La furia de la lluvia le hace enloquecer con tanta desmesura que castiga con sus olas esas rocas tan cercanas que le marcan su nivel, entonces el mar empieza a crecer y a crecer intentando escapar de las garras de lo que es su piel, invade la tierra con su agua se la quiere comer. El cielo sigue enfadado y no para de llover, yo lo miro en un costado para que no puedan ver pero no hallo rincón alguno y me visto con su manto sin opción a escoger. Aunque siguen enfadados, entre sí el cielo y el mar, veo como están de enamorados y no se pueden separar, ni contigo ni sin ti, no puedo ir hacia ningún lugar y por más que el aire me invade los pies de la tierra no puedo elevar. Empezó todo por un pájaro que mostró su libertad, a partir de ese instante y después de observarlo, el cielo y el mar se enfadan por no poderse mostrar en formas diferentes de las que son sin más, la envidia les arrulla y otras tantas penas van, entonces empiezan a llorar. Una lágrima cae y, la veo rodar lentamente por mi cara hacia el suelo va a parar. Yo piso fuerte la tierra porque no hallo otro lugar y, vuelvo a ver ese abrazo entre el cielo y el mar, ya todo se calma y entre ellos no quedará ni un pedazo de rencor, todo parece estar como antes, puedo ver salir el sol, cálido ilumina el día y también mi corazón.

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